Resumen: El diseño a comienzos del siglo XXI

  1. Introducción: Diseño y nuevas filosofías

¿Qué es el diseño? La acepción de la palabra diseño comenzó a sufrir cambios en los años 90, a causa de las necesidades derivadas de la transición de una economía industrial a una economía del conocimiento.

La vertiente clásica de los diccionarios no contempla el cambio que la postmodernidad ha producido en el campo del diseño. Por su parte, los organismos de diseño y diseñadores han visto la necesidad de redefinir la palabra, reconsiderando su función, proceso y valor (Castells, 1996 como citado en Pelta Resano, n.d.). Este cambio de paradigma ha traído consigo nuevos enfoques y campos de aplicación, barajándose elementos como la importancia de distintas metodologías, la apertura disciplinar, la mediación con el usuario, la investigación etc.

  1. Diseño sostenible (Diseño emocional, Slow design, Cradle to Cradle, Estética sostenible)

El diseño sostenible nace en los años 90 bajo el nombre de diseño verde (ahora considerado como superficial), que evolucionaría más tarde a ecodiseño y, por último, al término actual. El diseño sostenible proporciona una visión analítica y ética a los sistemas de producción y consumo (Chick, 1995, Margolin como citado en Pelta Resano, n.d.), abogando por nuevos modelos de pensamiento. El objetivo es el de encontrar un equilibrio duradero entre economía y medioambiente. Algunas ideas que acompañan este pensamiento son las de establecer límites de crecimiento o reconsiderar nuestro modelo económico.

El diseño sostenible es inevitablemente colectivo, son necesarios muchos factores humanos y tiene que incluir a todos los habitantes (Manzini y Jegou, como citado en Pelta Resano, n.d.). Es intrínsecamente colectivo: es necesario consumir menos.

Con el tiempo, el diseño sostenible ha ido adquiriendo distintas facetas con un mismo objetivo.

Una de estas filosofías es el diseño emocional. Este valora la producción de nuevos objetos que “enamoren” a través de su belleza, calidad, eficacia y capacidad de envejecer dignamente. De esta forma el usuario querrá usarlos, cuidarlos y conservarlos indefinidamente (Chapman 2005 como citado en Pelta Resano, n.d.). Los productos emocionalmente duraderos generan un vínculo con el usuario a través de estrategias como la personalización o el empleo de técnicas artesanales. A su vez, existe otra rama del diseño emocional que defiende que los objetos bellos funcionan mejor. Nuestro sistema afectivo, aquel que se encarga de juzgar lo que nos rodea, responde mejor a hacer una actividad complicada si la herramienta necesaria es atractiva. Es decir, no solo es suficiente con una herramienta útil incentivar su uso o hacer amena la actividad en cuestión (Norman, 2003).

Otra filosofía bastante extendida, aunque de difícil aplicación práctica, es el Slow Design. Esta rama pone el foco en el bienestar de las personas y el entorno a través de una percepción del tiempo más lenta y de una reducción de la velocidad con la que se produce y consume (Fuad-Luke, 2007 como citado en Pelta Resano, n.d.).

De aplicación más directa, otro concepton es el Cradle to cradle, que propone la generación de nuevos productos sostenibles replanteándolos desde su concepción. La idea es la de emular un sistema natural en el que al morir los objetos inician un nuevo ciclo de vida (Braungart y McDonough 2005 como citado en Pelta Resano, n.d.).

Por último, se habla de encontrar una nueva estética sostenible. Es difícil obviar el valor de la apariencia en el diseño. Ante esta realidad es necesario reconsiderar nuestra actual cultura material y la transformación de la práctica del diseñador, en la búsqueda de un equilibrio entre sostenibilidad y las presiones comerciales. Un ejemplo de aplicación de esta filosofía es la biomímica, filosofía que nace de la imitación en forma y función del mundo biológico en el diseño. Por un lado, cumple con los propósitos sostenibles al compartir el aspecto cíclico de Cradle to cradle y basarse en una investigación del mundo natural. Por otro, proporciona una estética propia que responde a la necesidad de un nuevo lenguaje por parte de las empresas sobre el que apoyar los nuevos ámbitos de actuación (Kennedy, 2017).

  1. Diseño centrado en el usuario

El diseño centrado en el usuario analiza su experiencia de forma sistémica a la vez que específica, es decir, el usuario es afectado de forma individual por un contexto externo al que se suman sus anteriores experiencias. Estos tres factores: usuario, contexto y experiencias, suponen una complejidad añadida al proceso de diseño tradicional (Roto et al., 2011). Para participar en esta metodología de diseño es necesario un cambio de mentalidad por parte del diseñador, quien ya no cuenta con su visión individual. Supone también un reto para el usuario, quien sin costumbre de que su opinión sea considerada, desconfía del diseñador.

Es por todos estos motivos que esta forma de afrontar el proceso de diseño requiere de una investigación profunda un enfoque multidisciplinar, y participación de los involucrados.

  1. Diseño universal

El nombre de diseño universal fue acuñado por primera vez por el arquitecto Ron Maze quien lo definió como: “el diseño de productos o entornos que puedan ser usados por el mayor número de personas posible sin necesidad de adaptación” (Persson et al., 2015). Esta filosofía se basa en siete principios, pautados por el Center of Universal Design (uso equiparable; uso flexible; simple e intuitivo; información perceptible; tolerancia al error; baja exigencia de esfuerzo físico; tamaño y espacio adecuados para acceso y uso) que suponen un desafío adicional para el diseñador en el proceso de diseño.

Esta metodología no debe de ser confundida con el diseño accesible, pautado por una norma ISO y que propone 3 maneras de abordar esta forma de diseñar: diseñando para poder ser usado por cualquier persona (diseño universal): adaptando el producto o servicio a usuarios con distintas necesidades o empleando una interfaz estandarizada que permita el uso de una herramienta específica por parte del usuario(Persson et al., 2015).

Sin embargo, el diseño universal si comparte con el diseño centrado en el usuario la necesidad de conocer muy bien al usuario y su entorno. Por este motivo se puede considerar una filosofía más que una metodología de diseño.

  1. Open Design

El diseño abierto u Open Design se nutre de los principios del Código Abierto, en el que los desarrolladores comparten su conocimiento y código sin licencias ni beneficios económicos. Tiene sus orígenes en la curiosidad, el respeto y la comunidad como respuesta a la privatización de la arquitectura digital (Barron, 2013). Tiene por tanto un un marcado carácter social, que elimina la condición de “caja negra” transformado la información en reconfigurable y regenerativa.

Se fundamenta en los pilares de compartir, diseñar e innovar, gracias a los que el diseñador se ve motivado a producir diseños transparentes. A su vez esto permite a los nuevos diseñadores y entusiastas del diseño aprender de los profesionales y personalizar e incluso mejorar su uso, continuando el ciclo (Atkinson 2011 como citado en Pelta Resano, n.d.).

  1. Co-diseño

La creación colectiva entre expertos en diseño y usuarios con un objetivo común se conoce como co-diseño. En este escenario los diseñadores hacen de facilitadores y mediadores, motivando a los usuarios a colaborar en el resultado final. Para lograr esto es clave emplear instrumentos que faciliten la interacción entre ambos grupos. El objetivo es crear un ambiente favorable de co-creación en el que imperen la comunicación y la retroalimentación en el proceso de diseño.

  1. Bibliografía

Barron, A. (2013). Free software production as critical social practice. Economy and Society, 42(4), 597–625. https://doi.org/10.1080/03085147.2013.791510

Kennedy, E. B. (2017). Biomimicry: Design by Analogy to Biology. Research Technology Management, 60(6), 51–56. https://doi.org/10.1080/08956308.2017.1373052

Norman, D. A. (2003). Emotional Design.

Pelta Resano, R. (n.d.). El diseño a comienzos del siglo XXI: nuevas filosofías y ámbitos de actuación.

Persson, H., Åhman, H., Yngling, A. A., & Gulliksen, J. (2015). Universal design, inclusive design, accessible design, design for all: different concepts—one goal? On the concept of accessibility—historical, methodological and philosophical aspects. Universal Access in the Information Society, 14(4), 505–526. https://doi.org/10.1007/s10209-014-0358-z

Roto, V., Law, E., Vermeeren, A., & Hoonhout, J. (2011). User Experience White Paper: Bringing clarity to the concept of user experience. www.allaboutux.org/ux-definitions.